La horquilla de embrague es una pieza fundamental del sistema de transmisión manual, cuya función principal es transmitir el movimiento del pedal de embrague hacia el collarín de empuje (rulemán), permitiendo así el acoplamiento y desacoplamiento del disco de embrague frente al volante del motor. Es decir, actúa como el puente mecánico entre el esfuerzo del conductor y la liberación efectiva del embrague.
Esta pieza trabaja constantemente bajo presión mecánica, fricción y temperatura, ya que cada vez que se pisa el pedal, la horquilla pivota sobre un eje o buje para presionar el collarín, haciendo posible un cambio de marcha suave y eficiente. Una horquilla desgastada o deformada puede generar fallos graves como pérdida de presión del embrague, ruidos metálicos, dificultad para cambiar de marcha o incluso la imposibilidad de desacoplar el motor de la transmisión.
Fabricadas en acero templado, hierro fundido o aleaciones reforzadas, las horquillas modernas están diseñadas para soportar cientos de miles de ciclos de uso. Algunas versiones cuentan con refuerzos, bujes de nylon o bronce, y diseño específico para trabajar con sistemas hidráulicos o mecánicos, dependiendo del tipo de embrague.
Reemplazar una horquilla en mal estado no solo restablece el funcionamiento correcto del sistema, sino que también evita daños colaterales en el collarín, la prensa o el cilindro esclavo. Por eso, su revisión es esencial cada vez que se reemplaza el kit de embrague.
La horquilla de embrague es una pieza fundamental del sistema de transmisión manual, cuya función principal es transmitir el movimiento del pedal de embrague hacia el collarín de empuje (rulemán), permitiendo así el acoplamiento y desacoplamiento del disco de embrague frente al volante del motor. Es decir, actúa como el puente mecánico entre el esfuerzo del conductor y la liberación efectiva del embrague.
Esta pieza trabaja constantemente bajo presión mecánica, fricción y temperatura, ya que cada vez que se pisa el pedal, la horquilla pivota sobre un eje o buje para presionar el collarín, haciendo posible un cambio de marcha suave y eficiente. Una horquilla desgastada o deformada puede generar fallos graves como pérdida de presión del embrague, ruidos metálicos, dificultad para cambiar de marcha o incluso la imposibilidad de desacoplar el motor de la transmisión.
Fabricadas en acero templado, hierro fundido o aleaciones reforzadas, las horquillas modernas están diseñadas para soportar cientos de miles de ciclos de uso. Algunas versiones cuentan con refuerzos, bujes de nylon o bronce, y diseño específico para trabajar con sistemas hidráulicos o mecánicos, dependiendo del tipo de embrague.
Reemplazar una horquilla en mal estado no solo restablece el funcionamiento correcto del sistema, sino que también evita daños colaterales en el collarín, la prensa o el cilindro esclavo. Por eso, su revisión es esencial cada vez que se reemplaza el kit de embrague.