Los amortiguadores son componentes críticos del sistema de suspensión de cualquier vehículo. Su función principal es controlar y reducir las oscilaciones del vehículo producidas por baches, frenadas, curvas y desniveles del camino. Trabajan en conjunto con los resortes para mantener el contacto constante entre las llantas y la carretera, mejorando así la estabilidad, el confort de manejo y la seguridad en todo tipo de condiciones.
Un amortiguador en buen estado absorbe los impactos y estabiliza el chasis al evitar que rebote excesivamente. Esto no solo mejora la comodidad, sino que también reduce el desgaste de los neumáticos, los frenos y otros componentes de la suspensión. Los amortiguadores defectuosos generan síntomas como vibraciones, balanceo excesivo en curvas, pérdida de tracción, ruidos metálicos y dificultad para frenar en distancias cortas.
Existen varios tipos de amortiguadores, incluyendo los hidráulicos (aceite), a gas (hidráulico-gas presurizado), de doble tubo, monotubo, ajustables y electrónicos, cada uno diseñado según las necesidades del vehículo: desde autos compactos hasta SUVs, camionetas de carga, autos deportivos o vehículos industriales.
Reemplazar los amortiguadores a tiempo (recomendado entre 50,000 y 80,000 km) garantiza una experiencia de manejo más segura, con mejor control y respuesta en frenadas de emergencia, curvas y caminos irregulares.
Los amortiguadores son componentes críticos del sistema de suspensión de cualquier vehículo. Su función principal es controlar y reducir las oscilaciones del vehículo producidas por baches, frenadas, curvas y desniveles del camino. Trabajan en conjunto con los resortes para mantener el contacto constante entre las llantas y la carretera, mejorando así la estabilidad, el confort de manejo y la seguridad en todo tipo de condiciones.
Un amortiguador en buen estado absorbe los impactos y estabiliza el chasis al evitar que rebote excesivamente. Esto no solo mejora la comodidad, sino que también reduce el desgaste de los neumáticos, los frenos y otros componentes de la suspensión. Los amortiguadores defectuosos generan síntomas como vibraciones, balanceo excesivo en curvas, pérdida de tracción, ruidos metálicos y dificultad para frenar en distancias cortas.
Existen varios tipos de amortiguadores, incluyendo los hidráulicos (aceite), a gas (hidráulico-gas presurizado), de doble tubo, monotubo, ajustables y electrónicos, cada uno diseñado según las necesidades del vehículo: desde autos compactos hasta SUVs, camionetas de carga, autos deportivos o vehículos industriales.
Reemplazar los amortiguadores a tiempo (recomendado entre 50,000 y 80,000 km) garantiza una experiencia de manejo más segura, con mejor control y respuesta en frenadas de emergencia, curvas y caminos irregulares.